De acuerdo con datos del INEGI y la OMS, en México existen más de 60 millones de personas que necesitan lentes correctivos, y millones de ellas no acceden a ellos por razones económicas o geográficas. La falta de lentes limita el desarrollo educativo, la productividad laboral y la inclusión social de quienes la padecen. Además, la atención visual primaria está altamente concentrada en zonas urbanas, dejando desprotegidas a comunidades rurales y periurbanas.
La salud visual es importante para una cultura de paz porque influye directamente en la calidad de vida, la equidad, la inclusión y la comunicación, que son pilares fundamentales de una convivencia pacífica.
1. Equidad e inclusión
-
Las personas con problemas visuales no tratados pueden quedar excluidas de la educación, el empleo y la participación social.
-
Garantizar el acceso a servicios visuales es una forma de promover la igualdad de oportunidades y reducir desigualdades, evitando tensiones sociales.
2. Acceso a la educación y al conocimiento
-
La buena visión es esencial para aprender. Los niños con dificultades visuales no tratadas pueden tener bajo rendimiento escolar, lo que puede generar frustración, marginación y, a largo plazo, mayores riesgos de pobreza o conflicto.
-
Una población bien educada es más propensa a resolver conflictos de manera pacífica.
3. Comunicación y entendimiento
-
Ver bien permite interpretar correctamente expresiones faciales, señales no verbales y materiales escritos, lo cual facilita la empatía y la comprensión mutua.
-
La mala visión puede generar malentendidos o aislamiento, factores que dificultan el diálogo y la resolución de conflictos.
4. Bienestar emocional y social
-
La salud visual afecta el estado de ánimo y la autoestima. Una persona que no puede ver bien puede sentirse frustrada, insegura o dependiente.
-
El bienestar emocional favorece la tolerancia, la cooperación y la participación constructiva en la comunidad.
5. Evita la marginación y el estigma
-
Muchas personas con discapacidades visuales enfrentan discriminación. Promover su inclusión y cuidado refuerza valores de respeto, solidaridad y justicia social.



