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Lo bueno, lo malo y lo peligroso de la reforma sobre armas y explosivos.

  • Foto del escritor: Paola Zavala
    Paola Zavala
  • 15 may
  • 3 Min. de lectura

Paola Zavala Saeb


Hubo un raro consenso:  con 476 votos a favor, dos abstenciones y cero votos en contra las y los diputados aprobaron esta semana la reforma a la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos.


El motivo del consenso de los representantes de todos los partidos  fue básicamente dar “un voto de confianza” al Gobierno Federal en su política de control de armas apostando a bajar los niveles de violencia de alto impacto que vivimos en México. Sin embargo, aunque la reforma establece una serie de avances en el control de armas  también contiene sospechosos vacíos y contrasentidos que apuntan a que el voto de confianza pueda ser, más bien, ingenuidad.


Lo bueno:

Las personas ejidatarias, comuneras y jornaleras del campo que ya podían adquirir y portar  armas legalmente, tendrán mayores controles al tener que comprobar su calidad de ejidatarias, comuneras y jornaleras del campo con documento que sea expedido por las autoridades correspondientes. También, deberán designar un responsable para el destino final de las armas en caso de fallecimiento o ausencia del titular del permiso de portación.

 

Además, la reforma prohíbe el envío de armas, municiones y explosivos por servicios postales o mensajería, y su venta en plataformas digitales. Las empresas de seguridad privada deben entregar armas a SEDENA si su licencia es cancelada y los clubes de tiro/cacería deben renovar registros cada 2 años.

Otros aspectos destacables de la reforma es que prohíbe explosivos improvisados y vehículos blindados no autorizados; incluye regulación para armas no letales como aire comprimido, silenciadores o miras térmicas; y refuerza campañas educativas sobre riesgos de armas y explosivos.

 

Lo malo:

La SEDENA tendrá el monopolio del control de las armas. Anteriormente , en en dicho proceso participaba también la Secretaría de Gobernación, como autoridad civil.  Con la reforma se elimina la participación de SEGOB y no se contempla ningún método de transparencia y rendición de cuentas respecto a la autorización o negación de los permisos de portación, ni mucho menos vigilancia respecto de los procesos de decomiso y destrucción de armas a cargo del ejército.

Además, la ley no contempla ningún control de balas o municiones para que quienes portan armas y las detonen avisen a las autoridades del hecho.




 

Lo peligroso:

El acceso a las armas en un país con niveles de impunidad tan altos como en México, puede derivar en que las personas quieran hacer justicia por propia mano aumentando  balaceras por conflictos que deberían de resolverse a través de la procuración de justicia. El ejemplo  más reciente fue en marzo de 2025, cuando “Doña Carlota”, una adulta mayor mató a dos personas que estaban ocupando su casa ilegalmente.


Además, sin control sobre la detonación de armas; una persona que tenga permiso de portación puede matar a alguien sin que haya seguimiento por parte de las autoridades. En medio de la crisis de desaparecidos que vivimos, esto es inaceptable y altamente peligroso para grupos históricamente vulnerados como mujeres,   personas migrantes o en pobreza extrema.


Pero sin duda, lo más peligroso de la reforma es el control  absoluto  y sin vigilancia civil que tiene SEDENA sobre los permisos de portación que otorga, así como de los decomisos  y  destrucción de armas.


Es claro que la corrupción no se termina ni se terminará por decreto. La reforma amplía la posibilidad de que , por ejemplo, funcionarios de SEDENA  vendan  licencias a criminales o armen a grupos del narcotráfico  con las armas decomisadas.

La iniciativa fue turnada al Senado para su aprobación en “fast track.”  Ojalá que las y los Senadores se hagan cargo de que  la confianza  -  sin ningún tipo de contrapesos –solo fortalece a la militarización del país.

 

 

 

 

 
 
 

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